1. el fortalecimiento de los compromisos políticos en favor del desarrollo sustentable;
2. el balance de los avances y las dificultades vinculados a su implementación;
3. las respuestas a los nuevos desafíos emergentes de la sociedad.
El eje central de la cumbre se basó en dos asuntos: 1) una economía ecológica con vistas a la sustentabilidad y la erradicación de la pobreza; y 2) la creación de un marco institucional para el desarrollo sustentable (http://rio20.net).
Como siempre, las numerosas personas con conciencia que luchan por un futuro sustentable, y que son las que dan todo para proteger nuestro planeta, llegaron a la cumbre con cierta esperanza por lograr algo concreto. Sin embargo, después de más de un año de negociaciones culminando en 10 días en Río, el documento final llamado El futuro que queremos – firmado por 190 naciones – fue considerado débil. Además, fue amargamente criticado por Greenpeace y otros grupos ambientales.
Al mismo tiempo que miles de personas estaban negociando un futuro sustentable en Río, los líderes del G20 estaban en Los Cabos, aquí en México, discutiendo la economía global, en particular la crisis financiera experimentada actualmente por Europa. Una de las críticas más severas fue la falta de apoyo en cuanto al tema ambiental, precisamente, por parte de estos 20 líderes. Nos queda claro que lo que mueve a las economías del mundo es el dinero y eso es lo que les importa por encima de cualquier otro tema. Llegaron a Río sólo para asistir a la presentación del acuerdo final, negociado en su ausencia pero tomando en cuenta sus prioridades económicas, por supuesto.
Tomemos nota de estas cifras. En los últimos 20 años: a) las emisiones de carbono han aumentado en un 48%; b) 300 millones de hectáreas de bosques han sido deforestadas; y c) la población mundial se ha incrementado en 1.6 mil millones de personas adicionales.
Si los políticos no nos ayudan, ¿será entonces que los empresarios deban tomar el liderazgo en este tema? Es cierto que las grandes empresas globales, como PepsiCo, Coca-Cola, Unilever, entre muchas más, tienen algo en común: sus proyectos hacia lograr un futuro sustentable. Sin embargo, son empresas que no han perdido de vista su necesidad de vender más y seguir generando mayores utilidades; si el esfuerzo por ser sustentable resulta en mayor índice de ventas, entonces para ellas vale mucho la pena. El WBCSD (World Business Council for Sustainable Development, www.wbcsd.org) es la institución que promueve en el mundo empresarial la creación de un futuro sustentable para las empresas, la sociedad y el medio ambiente. Desde 1992 ha sido instrumental en generar cambios en las estrategias de las empresas más grandes del mundo. Son 200 empresas sus miembros actuales, que representan todos los sectores y los continentes. Sus esfuerzos están orientados a crear un cambio en nuestra sociedad para lograr un mundo mejor.
Podríamos criticar a estas empresas por estar claramente motivadas por el dinero, como los políticos. Sin embargo, son ellas las que sí están haciendo algo por la comunidad y somos nosotros, sus clientes y consumidores, quienes podemos y debemos exigir que hagan aún más. Además, son sólo 200 empresas… Todas las demás, ¿qué están haciendo? Éste es, sin duda, un asunto que afecta fundamentalmente nuestro futuro; es una gran lástima que ninguno de los candidatos por quienes la ciudadanía mexicana estará votando el próximo domingo haya dado suficiente atención a este tema tan crucial. Es obvio que para los políticos, en general, la sustentabilidad todavía no es una prioridad. Por eso necesitamos actuar desde nuestra propia conciencia, rechazando todo lo que dañe a la Tierra y promoviendo un cambio real desde nuestros propios hogares.
Si en Río no se pudo llegar a un acuerdo cuyo fin era erradicar la pobreza y hacer de nuestro planeta un mejor lugar, más habitable, pues entonces nos toca a todos nosotros, más que nunca, hacer un gran esfuerzo por lograr ese futuro sustentable que tanto anhelamos. Te lo dejo de tarea…